En el año 2013 Damián Toro decidió realizar algo insólito: publicar
anuncios en el diario El Comercio mediante los cuales se burlaba de la
institucionalidad cultural, de la crítica de arte y de la manera como se estaba manejando en ese entonces la cultura en el Ecuador.

Estas cuatro imágenes son una especie de grafitis ya que en vez de ser anuncios son mensajes y son una crítica a la crítica de arte.  En vez de ser anuncios reales en los que se está vendiendo algo son anuncios que enuncian elementos de la realidad cultural del Ecuador en el momento en el que son publicados. Hasta cierto punto son o conforman un peformance ya que el artista utiliza un medio no tradicional para ejecutar una acción cuya finalidad es chocante pero al mismo tiempo conceptual.